Lerma es una villa
de fundación prerromana, de tribus celtibéricas (vacceos). Tierra de
paso, situada en lugar estratégico que domina el río
Arlanza, vivió diferentes culturas: romanos, suevos, visigodos,
árabes... Desde el año 900, el avance cristiano sitúa
su frontera en el río Arlanza, iniciándose su repoblación,
e instalando a lo largo del río una serie de posiciones fuertes
y castillos, entre los que se encontraba el de Lerma.
El
traslado de la Corte española a Valladolid en enero de 1601 fue
decisivo para que el Duque de Lerma concibiera la idea de crear una
corte propia en su villa, para restringir aún más el núcleo
cortesano alrededor de Felipe III, que mostraba escaso interés
y poca capacidad por los asuntos políticos y de gobierno.
Veinte
años se mantuvo el Duque de Lerma como privado del rey. Durante
este período Lerma se vio engrandecida y favorecida. Bajo su
patrocinio, entre 1600 y 1617, se erigió uno de los conjuntos
Histórico-Artísticos mejor conservados de España,
de estilo Herreriano. En él intervinieron los mejores arquitectos
reales de la época, Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora
y Fray Alberto de la Madre de Dios.
Lerma se convirtió en Corte
de Recreo, adonde acudían personajes relevantes y artistas (Góngora,
Lope de Vega ... ), y se celebraban fiestas y banquetes en honor de
los Reyes de España
Muchos
escritores de los siglos XVIII y XIX relatan en sus crónicas
viajeras los encantos pintorescos y exóticos de esta villa castellana,
destacando la monumentalidad y frialdad del Palacio Ducal, y la belleza
del paisaje.Durante
la guerra de la Independencia fue ocupada por las tropas francesas,
al ser paso obligado y punto de apoyo necesario en las rutas de correos
y convoyes.
La
retirada de las tropas imperiales trajo consecuencias nefastas: incendiaron
el Palacio y saquearon los conventos, perdiéndose joyas y obras
de arte de un valor incalculable.
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