Este pueblo estuvo ligado al Camino de Santiago desde sus orígenes en el siglo XI. Calzada significa sendero o camino. Santo Domingo, un joven pastor oriundo de la región, se educó en el monasterio de Valvanera y solicitó entrar en el famoso monasterio de San Milán de la Cogolla. Rechazada esta petición, se hizo el ayudante de Gregorio de Ostia, el legado papal, quien le ordenó sacerdote.
A la muerte de S. Gregorio Ostiense, Domingo se retiró al río Oja para llevar vida de ermitaño y asistir a los peregrinos que iban hacia Compostela. Se le llama "de la Calzada" por su determinada labor de mantener y mejorar la vieja calzada romana que pasaba entre Nájera y Redecilla del Camino para facilitar el paso de los romeros
En el año 1044 construyó un puente sobre el río Oja, la más conocida de toda una serie de puentes que hizo sobre ríos, arroyos y barrancos. También edificó una capilla dedicada a Santa María, un hospital y un albergue de peregrinos, hoy restaurado como Parador Nacional de Turismo.
Santo Domingo de la Calzada empezó como unas pocas casas construidas en torno a la ermita del santo durante su vida. Al morir Domingo en 1109, se veía muy crecida la población. La iglesia de Santo Domingo de la Calzada, en la que fue enterrado, fue elevada al rango de catedral poco después.
El milagro más famoso, de hecho, uno de los más populares de toda la Europa medieval, es la célebre historia de una familia alemana que caminaba hacia Compostela. Al pasar por Santo Domingo se alojaron en un mesón donde la moza de la casa sintió una fuerte atracción por el hijo de la familia y se lo hizo saber. Pero el joven resistió los avances de la moza y ésta, humillada y rencorosa, escondió un vaso de plata en el zurrón del peregrino. En cuanto salieron los peregrinos a continuar su camino, ella le acusó de haberle robado el vaso.
Los oficiales de la ciudad prendieron y ahorcaron al romero. Los tristes padres siguieron su romería y, de regreso de Compostela, descubrieron que su hijo seguía vivo en la horca, milagrosamente sostenido y protegido por Santo Domingo. Fueron a decírselo al juez del pueblo, que en aquel momento estaba en la mesa a punto de comer un plato de pollo. Al oír lo que le afirmaban los padres, replicó con ironía: "Esta historia es tan verdadera como que este gallo y esta gallina van a levantarse del plato y cantar." Así lo hicieron las aves, ante el asombro de todos.
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