Hablar de Albarracín es hablar de un pueblo de encanto singular, enclavado en un paradisíaco paraje de montaña, entre riscos pedregosos y el cauce del río Guadalaviar
Albarracín, antigua plaza fuerte de la dinastía musulmana de los Banu Razín, se localiza en la franja suroeste de Teruel. Su belleza indiscutible es herencia de su pasado mozárabe, visigodo y cristiano
La Plaza Mayor es el núcleo central de Albarracín y uno de los rincones
más visitados y fotografiados, tanto por su belleza formal,
flanqueada por impresionantes fachadas de marcado sabor medieval
como por su original estructura, totalmente irregular según
el diseño original del siglo XI.A
partir de la Plaza surge el entramado de calles de la ciudad, tortuosas,
estrechas hasta el punto de que los tejados de las construcciones
llegan a rozarse, empinadas y pese a todo llenas de un encanto que
no dejan indiferente a nadie.
Protegiendo el corazón de la ciudad con su abrazo de piedra, las murallas ponen el broche de oro al conjunto medieval de Albarracín.Conviene mencionar que la muralla formaba parte del primigenio sistema defensivo de la inexpugnable Albarracín, formado en sus épocas de máximo esplendor por tres fortalezas distintas: la de Doña Blanca, El Señorío y El Andador.
Junto a estas casonas nobiliarias pueden admirarse otras insignes muestras de arquitectura local, más humildes pero igualmente fascinantes. Tal es el caso de la casa de La Julianeta, bien conocida por su exacerbada inclinación, la casa de El Chorro y otras viviendas de la calle Azagra.
Impresionante localidad, propuesta por la UNESCO como Monumento de Interés Mundial.
http://www.arteguias.com/teruel/albarracin.htm