sábado, 7 de enero de 2017

SANTANDER

Buen número de historiadores consideran que la ciudad de Santander tiene su origen en el Portus Victoriae Iuliobrigensium de época romana. De hecho, la primera referencia a la actual ciudad aparece en el año 26 a. C. cuando, en el curso de las Guerras Cántabras contra Roma, el emperador Augusto decidió dejar constancia de su voluntad de victoria sobre los cántabros en un puerto denominado Portus Victoriae (Puerto de la Victoria).







 Con la conquista musulmana se produjo la llegada al norte de gentes procedentes de la meseta que venían huyendo de los árabes y es, en ese momento, cuando se empieza a producir en Cantabria la fundación de monasterios, la traída de reliquias y la influencia de la cultura y el arte visigóticos. En este contexto es en el que se sitúa tradicionalmente el origen del asentamiento urbano y portuario de Santander










Santander se constituyó como villa de abadengo y en el siglo XII le fue concedido fuero por Alfonso VIII, el cual, entre otros privilegios, le permitía comerciar con ciertos productos básicos y le dispensaba de ciertas tasas aduaneras. A partir de entonces y hasta el siglo XVI, la villa va adquiriendo un importante crecimiento comercial.













En el siglo XIII, la villa de Santander se articulaba ya en torno a dos núcleos: la Puebla Vieja, en la que sobresalían el castillo y la abadía-colegiata (zona actual de la Catedral y calle Alta), y la Puebla Nueva (zona de las calles Santa Clara y San Francisco), ambas estaban unidas por un puente y entre ellas se situaría el edificio de las Atarazanas. En esa época la actividad marítima y comercial de la villa de Santander era tan intensa que su población se acercaba a los 2.000 habitantes












 En el siglo XVII el puerto santanderino entra en decadencia por el desvío del comercio castellano hacia la villa de Bilbao, y no será hasta el siglo siguiente cuando Santander experimente una profunda transformación demográfica, económica y administrativa.













 El siglo XIX es la época de la verdadera expansión urbana de Santander. Aunque en los primeros años de la centuria la ciudad experimenta una crisis económica como consecuencia de la invasión napoleónica, de las epidemias y de las crisis coloniales, el progreso continuó.El puerto de Santander fue aumentando su tráfico hasta el punto de que llegó a llamársele el Liverpool de España.














 En 1893 tuvo lugar uno de los sucesos más dramáticos de la historia de la ciudad: la explosión en los muelles del barco Cabo Machichaco, que provocó la muerte de 590 personas y unos 2000 heridos. El vapor vizcaíno iba cargado con 51 toneladas de dinamita y en plenos trabajos de extinción estalló la carga, con lo que también se incendiaron las calles inmediatas al puerto. 










 En el último tercio del siglo XIX la ciudad, al igual que otros puntos de Europa, comienza a configurarse como un destino turístico y de ocio. La aristocracia y la alta burguesía buscaban lugares saludables de descanso que les permitiesen, al mismo tiempo, el contacto y la relación social. Pero el impulso definitivo al veraneo lo darían los monarcas, que convirtieron Santander en la corte estival o veraniega.















                             http://santander.es/ciudad/santander/historia

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