miércoles, 27 de mayo de 2020

OCHAGAVIA

El viajero que visite Ochagavía puede pensar que está en un pueblo perdido de Suiza o entre las praderas que pisaba Sissi en Austria. Robledos, pinos, manantiales de agua cristalina y bordas diseminadas como margaritas en un prado







 Ya habitado en tiempos de los romanos como prueba su antiguo puente, Ochagavía es un pueblo de sueño, coronado por el santuario de Muskilda, a los pies de la selva de Irati, uno de los hayedos más bellos de Europa. Situado al note del valle de Salazar, a 764 metros de altitud y en la confluencia de los ríos Anduña y Zatoia, sus casas resultan muy originales








 Cada casa tiene personalidad propia, una característica que se repite en unos cuantos valles navarros. El pueblo está dividido en cuatro barrios (Urrutia, Irigoyen, Irribarren y Labaria) y casi todas sus casas fueron destruidas por un incendio provocado por el ejército francés en 1794. De ahí que el nombre del pueblo pueda proceder de aquel desastre: solo quedaron ocho casas, ‘ocho había’. 













 Los habitantes de Ochagavía temen tanto a los incendios que, de una casa a otra, hacen una especie de huecos que llaman etxekarte para evitar que, en caso de incendio, no se propague el fuego de un edificio a otro. Para los vecinos del pueblo, Muskilda es su monte Tabor, el lugar sagrado donde guardan su mejor tesoro: la Virgen de Muskilda. El santuario se encuentra en la cima del monte del mismo nombre, a 1.025 metros, y desde lo alto se ve la villa de Ochagavía.










 http://agorahistoria.com/lugares-con-historia-ochagavia-y-su-vida-de-regimen-comunal/

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