Me vine a vivir a la sierra buscando inviernos duros, primaveras floridas, veranos calurosos……..y salvo estos dos últimos, la nieve ya la daba por perdida


Y llego este invierno, duro donde los haya, resistente, pertinaz, cabezon…..vamos…como Nadal…
Imposible de acabar con él. Cuando ya crees que lo tienes derrotado te devuelve una y otra vez la bola en forma de pertinaz ola de frio. No me extraña que el pobre Federer acabara llorando de rabia e impotencia, vamos, como yo.
Pasa la nosecuantas ola de frio, pules y limpias tu equipo, te preparas una ruta para el fin de semana y de repente desde el fondo de la pista, te envía una borrasca peor que la anterior.Te desesperas, te aburres, acabas de nieve y de sus bonitos paisajes hasta el mismísimo gorro, pero cuando lo das ya todo por perdido, la propia naturaleza te enseña que nada es para siempre, y que hasta el más duro de los inviernos tiene su fin.

Fiel a su cita, los almendros empiezan a sacar sus frutos, guardando su esperado tesoro en sus aterciopeladas fundas, a la espera de los primeros rayos, de ese sol que los caliente, y poder regalarnos sus esperadas flores blancas………está claro…..me hace falta salir. 
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