jueves, 13 de octubre de 2011

CUDILLERO

El asentamiento humano en lugares del concejo, ya en la Prehistoria, queda probado con el descubrimiento de cantos tallados y variado instrumental en Salamir y La Atalaya, núcleos rurales pertenecientes a las parroquias de San Martín de Luiña y Santa María de Piñera, respectivamente



La Edad Media proporciona los primeros documentos escritos referidos al ámbito territorial de lo que hoy en día es este término municipal.


El hecho más trascendente del siglo XIII es la aparición de la primera noticia acerca de la existencia de la hoy villa de Cudillero, en la donación efectuada por Arias González Valdés al monasterio de Obona (concejo de Tineo, Asturias), en 1285, de «un suelo en el puerto de Cudillero, donde pudieran vender pan, y una cabaña con salida al mar sin que ningún señor se lo estorbase».



Agustín Bravo (Roque), cualificado autor de Cudillero (t. 3 de la obra «Asturias» dirigida por Bellmunt y Canella y publicada en 1900), supone que los primeros pobladores de la villa-capital eran pescadores procedentes de otros puertos de la costa cantábrica o de mares más alejados y escapados de los normandos, que se instalaron aquí por la fácil entrada y la situación resguardada del puerto, dándole el nombre de Codillero (quizá proveniente de «codo» o «codillo», en alusión a la forma del puerto), así llamado en el siglo XIII.



Si los habitantes del concejo reciben el nombre de cudillerenses, los de la villa son conocidos como pixuetos, en clara correspondencia con la actividad dominante de la pesca, pues pixueto tiene su origen en el vocablo latino piscis y la terminación germánica ottu (Álvarez del Busto). En Cudillero vivían en barrios separados los pixuetos, instalados éstos en las proximidades del mar, y los caízos o terrestres, en el barrio de La Cai, a los que los primeros ignoraban por completo, manteniéndolos discriminados.



La Edad Moderna confirma a la villa pixueta como uno de los principales centros pesqueros del frente marítimo asturiano. Las obras de remodelación del puerto comenzaron en 1787 y, según Jovellanos, costaron 400.000 reales. Sin embargo, pese a los trabajos realizados en el transcurso del siglo XIX, en las postrimerías de esa centuria A. Bravo denuncia que la infraestructura portuaria resulta insuficiente para enfrentarse a la intensa actividad que en ella tiene lugar.












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