Importantísimo es su patrimonio artístico, comenzando por los restos de la antigua muralla medieval, que resistió los ataques de piratas en el siglo XVI. En esta construcción destaca especialmente la puerta de Carlos V, tradicionalmente considerada como el lugar de entrada a la ciudad.
El casco histórico es peatonal y el entramado de sus calles todavía conserva su diseño medieval, en una sucesión de construcciones nobles que constituyen excelentes ejemplos, tanto de arquitectura civil como religiosa.
Una de las características más sobresalientes de la villa fue su relativa independencia y su lucha por mantenerse bajo jurisdicción real, lo que provocó desavenencias con los obispos de Mondoñedo, uno de los cuales, en 1292, llegó a excomulgar a los vivarienses a causa de las resistencias a la hora de pagarle sus impuestos.
Ya en el siglo XIX, sufrió varios avatares, como el saqueo de las tropas napoleónicas, varios naufragios en la playa de Covas o la concesión, en 1891, del título de ciudad.
Ya en el siglo XIX, sufrió varios avatares, como el saqueo de las tropas napoleónicas, varios naufragios en la playa de Covas o la concesión, en 1891, del título de ciudad.
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