No siempre que miramos vemos una única cosa, muchas veces, la misma visión de algo y dependiendo de nuestro estado de ánimo, esa visión se traduce en dos maneras distintas de ver una realidad, o tal vez de sentir aquello que miramos, y no siempre, ni necesariamente, debe parecerse a la realidad. Mirar e imaginar es una de esas cualidades que distingue al hombre del animal, y muchas otras veces su ruina.
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